Reestructuración transfronteriza: una respuesta estratégica ante el aumento de riesgos geopolíticos y de la cadena de suministro

Posted by Written by Qian Zhou Reading Time: 8 minutes

La reestructuración transfronteriza está ganando terreno entre los inversores extranjeros en China como respuesta a los crecientes riesgos geopolíticos y de la cadena de suministro. Este artículo explica por qué esta estrategia se está convirtiendo en una alternativa más mesurada a la reubicación total, ya que ayuda a las empresas a mantener sus operaciones en China y, al mismo tiempo, a diversificarse a nivel regional.


En el volátil entorno global actual, las empresas con operaciones en China se enfrentan a presiones cada vez mayores, desde la escalada de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China hasta los cambios en los regímenes arancelarios, la fragmentación geopolítica y las crecientes demandas de resiliencia de la cadena de suministro. Para muchos inversores extranjeros, la cuestión ya no es si deben ajustar sus cadenas de suministro, sino cómo hacerlo.

Sin embargo, aunque los titulares suelen destacar las empresas que «abandonan China», la realidad sobre el terreno es más matizada. Para la mayoría de las multinacionales, China sigue siendo indispensable, ya sea por su enorme base de consumidores nacionales, su sofisticado ecosistema de proveedores o su papel fundamental en las redes de producción mundiales. Salir por completo no solo sería perjudicial, sino también injustificable desde el punto de vista económico.

En este contexto, la reestructuración transfronteriza se perfila como una vía intermedia viable y estratégica. Permite a las empresas reducir su dependencia excesiva de una sola jurisdicción, cubrir el riesgo geopolítico y reconfigurar sus operaciones en varios países, sin renunciar a las ventajas de su presencia en China.

Este artículo analiza por qué la reestructuración transfronteriza tiene sentido ahora, en qué se diferencia de la relocalización total y cómo la están utilizando las empresas líderes para construir una cadena de suministro más resistente y preparada para el futuro.

La nueva normalidad: tensiones geopolíticas y perturbaciones en la cadena de suministro

Durante la última década, las cadenas de suministro han pasado de ser un tema secundario a ocupar un lugar central en las salas de juntas. Lo que antes se consideraba una cuestión técnica u operativa es ahora fundamental para la toma de decisiones estratégicas, especialmente para las empresas extranjeras que operan en China.

En el centro de este cambio se encuentra la evolución de las relaciones entre Estados Unidos y China. Desde 2018, sucesivas oleadas de aranceles, controles a la exportación y restricciones a la inversión han perturbado los flujos comerciales y puesto en tela de juicio modelos operativos consolidados. La incertidumbre ya no es temporal, sino estructural.

Y los retos no se limitan a las tensiones bilaterales. Las empresas también se enfrentan a:

  • Fragmentación del comercio: aumento del uso de normas sobre contenido local, cambios en las normas de origen y divergencia de los regímenes normativos.
  • Inestabilidad geopolítica: los conflictos en Europa, el Mar Rojo y otras regiones han complicado aún más las operaciones globales.
  • Presiones sobre los costes: el aumento de los costes laborales, de cumplimiento normativo y energéticos en China, especialmente en las regiones costeras, está obligando a reevaluar los costes totales de importación.

Para las empresas que en su día construyeron sus cadenas de suministro globales en torno a la eficiencia de costes y la producción centralizada en China, estos factores están provocando una reevaluación. La cuestión ya no es la eficiencia de los modelos basados exclusivamente en China, sino la resiliencia, la agilidad y la diversificación del riesgo.

Por qué no es realista abandonar China por completo

Aunque muchas empresas están explorando alternativas para reducir su sobreexposición a los riesgos geopolíticos, una salida total de China sigue siendo en gran medida poco práctica y, para la mayoría, estratégicamente poco acertada.

China no es solo un centro de fabricación, sino que forma parte de la cadena de suministro global y es un mercado final cada vez más importante. Hay varios factores que hacen inviable la retirada total de China para la mayoría de las empresas con inversión extranjera:

  • Un ecosistema industrial sin igual: las redes de proveedores de China están altamente especializadas, integradas verticalmente y, a menudo, son irremplazables a corto y medio plazo. Desde los componentes hasta las herramientas y las pruebas, la escala y la profundidad del ecosistema son difíciles de replicar en otros lugares.
  • Infraestructura avanzada: la logística, los puertos, las redes de carreteras y ferroviarias y los servicios públicos de primera clase permiten una eficiencia y una rapidez que muchas alternativas emergentes aún tienen dificultades para igualar.
  • Sólida base de I+D y talento: en sectores como la electrónica, la automoción y las tecnologías verdes, China ofrece no solo talento en ingeniería, sino también una capacidad de innovación en crecimiento, lo que la convierte en una base estratégica para algo más que la producción de bajo coste.
  • Enorme mercado interno: para muchas marcas, China ya no es solo un lugar de fabricación, sino una fuente fundamental de ingresos. Una reducción demasiado agresiva del negocio conlleva el riesgo de perder el acceso al mercado y la posición competitiva.
  • Enredos normativos y financieros: Muchas empresas extranjeras han invertido en terrenos, fábricas, equipos y entidades locales. Deshacerse de estos activos no solo es costoso, sino que también puede acarrear complicaciones fiscales y legales.

En lugar de abandonar China, muchas empresas buscan reequilibrarse, manteniendo las operaciones clave en las que China ofrece claras ventajas, mientras que trasladan gradualmente partes de la cadena de suministro a otros lugares para diversificar el riesgo. Aquí es donde la reestructuración transfronteriza cobra relevancia, no como una retirada de China, sino como un reajuste.

Reestructuración transfronteriza: una vía intermedia pragmática

Para las empresas atrapadas entre los riesgos geopolíticos y las dependencias operativas, la reestructuración transfronteriza ofrece una alternativa práctica y flexible. En lugar de elegir entre permanecer en China o marcharse por completo, esta estrategia permite a las empresas adaptar sus cadenas de suministro reasignando determinadas funciones, como el montaje, el embalaje o la producción de bajo valor, a otros países, al tiempo que mantienen las operaciones estratégicas en China.

Este enfoque, a menudo descrito como «China + 1», refleja un cambio de mentalidad más amplio. Ya no se trata de encontrar una única ubicación de bajo coste para centralizar todo. En su lugar, las empresas están creando cadenas de suministro multijurisdiccionales que pueden absorber las crisis, responder más rápidamente a los cambios políticos y satisfacer las demandas cambiantes de los clientes y los reguladores de todas las regiones.

Lo que distingue la reestructuración transfronteriza de la relocalización total es su énfasis en el equilibrio y la continuidad. Las empresas mantienen su presencia en China para atender el mercado nacional, conservar las relaciones con los proveedores existentes o afianzar las funciones de I+D y alta tecnología. Al mismo tiempo, establecen operaciones complementarias en países como Vietnam, India, Tailandia o Malasia para diversificar su exposición geopolítica, reducir los aranceles y acceder a las ventajas comerciales regionales.

Las ventajas de este modelo son tangibles. Al dividir las operaciones entre fronteras, las empresas pueden gestionar mejor su situación original a efectos arancelarios, acogerse a diferentes acuerdos comerciales y mitigar el impacto de los controles o restricciones a la exportación específicos de cada país. Al mismo tiempo, conservan los conocimientos institucionales, las asociaciones y la presencia de marca que han construido en China a lo largo de años o incluso décadas.

Es importante destacar que la reestructuración transfronteriza no es solo una medida reactiva. Para las empresas con visión de futuro, es una oportunidad para preparar sus cadenas de suministro para el futuro, haciéndolas más resistentes, rentables y adaptables en un entorno global cada vez más impredecible.
Cross-border restructuring vs. Full relocation

Los pioneros y las lecciones aprendidas

Varias empresas multinacionales ya han dado pasos hacia la reestructuración transfronteriza, lo que ofrece información útil sobre cómo funciona esta estrategia en la práctica. Aunque sus enfoques varían según el sector y la escala, el denominador común es el deseo de mitigar el riesgo sin renunciar a las ventajas de estar presentes en China.

En el sector de la electrónica, por ejemplo, las empresas con una profunda raíz industrial en el sur de China han comenzado a trasladar las operaciones de montaje final al sudeste asiático, en particular a Vietnam y Malasia, donde pueden beneficiarse de un trato arancelario favorable para las exportaciones a Estados Unidos y Europa. Sin embargo, la fabricación de componentes básicos, la I+D y la coordinación de los proveedores suelen permanecer en China, donde el ecosistema industrial sigue siendo inigualable. Esto permite a las empresas mantener centralizados sus procesos de alto valor y, al mismo tiempo, utilizar las instalaciones en el extranjero para sortear las barreras comerciales con mayor flexibilidad.

Los fabricantes de ropa y bienes de consumo, atraídos desde hace tiempo por la rapidez y la fiabilidad de China, también han comenzado a diversificarse. Algunos han trasladado parte de su producción a Bangladesh o Indonesia, no solo para reducir los costes laborales, sino también para responder a las demandas de los clientes, que buscan estrategias de abastecimiento de múltiples orígenes. Estas empresas suelen mantener equipos de abastecimiento o sedes regionales en China para gestionar a los proveedores y mantener la supervisión.

En la industria farmacéutica y de las ciencias de la vida, las empresas se enfrentan a una complejidad normativa adicional. Aun así, estamos viendo ejemplos de empresas que establecen centros de producción secundarios en la India o Singapur para garantizar la redundancia y evitar interrupciones en el suministro debido a los controles de exportación o a la sensibilidad política.

Lo que revelan estos pioneros es que la reestructuración transfronteriza no es una solución única para todos. Requiere una estrategia personalizada basada en las características del producto, la complejidad de la cadena de suministro, las estructuras de costes y los entornos normativos. Algunas empresas actúan con rapidez, lanzando líneas piloto en nuevas ubicaciones y ampliándolas tras la prueba de concepto. Otras adoptan un enfoque por fases, trasladando la producción paso a paso y evaluando continuamente los costes y el rendimiento operativo.

Una lección clave es que el momento y la ejecución son importantes. Las empresas que actuaron pronto, antes de que se intensificaran las fricciones comerciales, estaban mejor posicionadas para amortiguar el impacto y adaptarse sin problemas. Las que se retrasaron a menudo se enfrentaron a decisiones apresuradas y a costes más elevados. Las transiciones más exitosas fueron las lideradas por empresas que trataron la reestructuración no como una respuesta a una crisis, sino como un ajuste estratégico a largo plazo.

¿Es adecuado para su negocio?

Aunque la reestructuración transfronteriza ofrece ventajas convincentes, no es una solución universal. Que esta estrategia sea adecuada para su negocio depende de una evaluación cuidadosa de su huella operativa, su exposición a los riesgos geopolíticos y sus objetivos estratégicos a largo plazo.

El primer paso es identificar dónde es más vulnerable su cadena de suministro. ¿Hay productos o componentes específicos que se vean afectados por aranceles o controles a la exportación? ¿Depende en gran medida de una única planta de producción o región que presenta riesgos políticos o logísticos crecientes? Comprender estos puntos débiles le ayudará a definir el alcance de la posible reestructuración.

A continuación, considere qué partes de sus operaciones pueden trasladarse o duplicarse de forma realista en el extranjero sin sacrificar la calidad, el cumplimiento normativo o las expectativas de los clientes. Es posible que las funciones de alto valor, como la I+D o la ingeniería de precisión, deban permanecer en China, mientras que el montaje o el embalaje a menudo pueden trasladarse a otros lugares. Para algunas empresas, la respuesta adecuada puede no implicar en absoluto la reubicación física, sino más bien la creación de asociaciones o acuerdos de fabricación por contrato en nuevos mercados para complementar las capacidades existentes.

También es esencial mirar más allá de los costes. Si bien es posible ahorrar en mano de obra en países como Vietnam o la India, las empresas deben sopesar estas ganancias frente a los posibles retos, como las limitaciones de infraestructura, los sistemas normativos desconocidos o las barreras culturales y lingüísticas. En muchos casos, no se trata de dónde es más barato producir, sino de dónde se puede construir una presencia estable y duradera que complemente las operaciones existentes.

Por último, es fundamental contar con el apoyo de los directivos y la alineación interna. La reestructuración transfronteriza no solo implica cuestiones de capital y cumplimiento normativo, sino también de personas: gestionar la transición del talento, replantearse los flujos de trabajo y mantener la moral durante los periodos de cambio. Las empresas que tienen éxito son aquellas que tratan el proceso de reestructuración como una transformación organizativa, no solo como un cambio logístico.

Si se hace bien, la reestructuración transfronteriza ofrece algo más que protección contra las perturbaciones a corto plazo. Proporciona a las empresas una base más sólida y flexible para crecer en un mundo en el que la agilidad y la resiliencia están adquiriendo tanta importancia como la eficiencia.

Este artículo se publicó originalmente en nuestra revista de China Briefing titulada: La estrategia China+: reestructuración transfronteriza para la resiliencia de la cadena de suministro.

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